Resplandores de una luciérnaga tímida

Cada persona tiene dos biografías. Una vistosa que reseña los actos esenciales de lo aparente y circunstancial: el año de nacimiento que enseña la edad con la destrucción de lo grato que es mantenerla en secreto, los estudios realizados y los logros obtenidos. Es el llamado curriculum vistoso, que nos antecede en los formalismos, con el número de cédula y de teléfono. Y el otro no escrito que se lleva muy adentro, en silencio que es manantial de vida y en la soledad que nos permite arrullarnos con murmullos y gritos.

“Cantar las sombras” lo vivió, sintió y escribió la luciérnaga tímida que es Floria Herrero. Utiliza un lenguaje lírico y profundo, de un aliento vertical y valiente, de una densidad clara y pura como los amaneceres de esta tierra, los colores cambiantes del cielo y los cantos de las aves con dejos de absolutas perfecciones.

Esta Floria goza cada día del alba, se lava la cara con agua fría, canta en el baño una canción que inventó su cuerpo desnudo, se viste con camiseta y pantalones desteñidos porque va a cuidar su jardín y a revisar los siembros. Ya calzada con zapatos planos y cómodos emprende la danza del sol y de agradecimiento al Dios creador.

No conoce el odio ni la envidia, se hermana con lo viviente y se adorna con hierbas y flores. Es tan natural como el río espejo que le mide la temperatura de su autenticidad.

Así, en ratos libres y de paz interna, escribió “Cantar las sombras”, una original poesía de amor rodeada por el miedo a las sombras que amenazan con opacar hasta que logran ensombrecer todo con su siniestro oficio.

Frente a Floria se extiende un mundo encerrado en sombras más crueles, violentas y asesinas: guerras injustificadas, fanatismo, masacre de niños, injusticia, hambre y desigualdad. Por eso, aunque tímida la luciérnaga, nos desafía con justa indignación:

“quién tiene la palabra quién canta el ultimo canto de esta canción quiénes son los responsables decidme quiénes son quién rompió la promesa de vida a los niños a los pájaros a los árboles.”

He aquí un ejemplo, un simple ejemplo, de los resplandores que contiene la poesía de Floria Herrero. Olo • Alajuela • Apdo postal 1782 san jose 1000 • Tel.(506) 433 92 82